¿Dónde se encuentra la pirámide de Keops?
La pirámide se encuentra en la meseta de Guiza, en las afueras de El Cairo, donde comienza el desierto. Es importante recordar que la geografía antigua no es la misma que ahora, por lo que podemos imaginar que antiguamente la imagen de las pirámides y del NIilo era muy diferente.
¿Quién la construyó?
La construcción de esta pirámide fue ordenada por Kefrén, el cuarto faraón de la cuarta dinastía, hijo de Keops y padre de Micerinos, a quienes están dedicadas las otras dos grandes pirámides del sitio arqueológico. A este mismo faraón también se le atribuye la construcción de la Esfinge; el Templo del Valle, un templo funerario; y la calzada procesional que va desde la pirámide hasta el templo. Por lo que la construcción no solo implicó la creación de la Pirámide, fue todo el complejo funerario que incluye 2 templos, 2 cementerios y un barco solar.
El motivo de su construcción:
Como otras pirámides, esta fue construida para servir como tumba al faraón que ordenó su construcción, y contener su “esencia” para toda la eternidad. Las pirámides eran también una manera en que el faraón demostraba su poder y así permanecía presente aun después de su muerte. Algunos textos mencionan la creencia de los antiguos egipcios sobre la vida después de la muerte: la forma en que el faraón resucita y asciende al cielo para vivir eternamente entre los dioses, transfigurado en una estrella.
Datos importantes:
El Templo del Valle
¿Dónde se ubica?
El templo se encuentra al este de la pirámide de Kefrén, en la meseta Guiza, a las afueras de El Cairo, donde comienza el desierto.
¿Quién lo construyó?
Templo del Valle se atribuye al Rey Kefrén, el cuarto faraón de la cuarta dinastía.
El motivo de su construcción:
El templo se usó tanto para el proceso de momificación del faraón, como para su purificación antes de ser enterrado en la pirámide.
Explicación:
El templo fue construido como parte de la necrópolis de Guiza y estaba comunicado con la pirámide a través de una calzada por la que se llevaba el cuerpo del faraón hasta su última morada. Fue construido con piedra caliza y sus muros van reduciendo su grosor conforme se elevan, lo que le confiere el aspecto de la tradicional mastaba. Tanto su interior como su exterior están recubiertos con granito rojo pulido. El templo se conservó en perfecto estado, pues estuvo enterrado bajo la arena del desierto hasta el siglo XIX, cuando el egiptólogo Auguste Mariette lo descubrió en el año de 1852.
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