Enclavada en las montañas de la región del Hijaz, en el oeste de Arabia Saudita, Taif es una ciudad que sorprende por su clima templado, su paisaje montañoso y su rica herencia cultural. Ubicada dentro de la provincia de La Meca, a más de 1,800 metros sobre el nivel del mar, Taif ofrece un respiro fresco y verde que contrasta con el entorno desértico de muchas otras regiones del país.
Gracias a esta altitud, Taif se ha convertido en uno de los destinos estivales más populares tanto para locales como para turistas. Además de su famoso cultivo de rosas, la ciudad cuenta con una historia fascinante que se remonta a la era preislámica, siendo también escenario de momentos importantes en la historia del Islam.
Conocida como la Ciudad de las Rosas, Taif combina belleza natural, legado espiritual, artesanía tradicional y modernidad. Ya sea que estés explorando Arabia Saudita por primera vez o busques un lugar auténtico y menos turístico, esta joya del altiplano merece un lugar destacado en tu ruta.
La historia de Taif se remonta a miles de años atrás, cuando era un asentamiento próspero rodeado de tierra fértil, viñedos, y fuentes naturales. Su nombre significa “la que circula”, en referencia a las murallas que la rodeaban en la antigüedad.
Antes del Islam, Taif era considerada una de las ciudades más importantes de la península arábiga. Estaba habitada por la tribu Thaqif, conocida por su cultura urbana y su comercio. Los griegos y romanos ya mencionaban su prosperidad, y era común que se le comparara con Damasco o Sana’a por su verdor y belleza.
En el siglo VII, el Profeta Mahoma visitó Taif en un momento crucial de su misión, buscando apoyo tras enfrentar rechazo en La Meca. Sin embargo, los líderes de la ciudad lo rechazaron y fue expulsado violentamente. A pesar de este primer encuentro fallido, años después la ciudad aceptó el Islam, y su conversión fue clave para la expansión de la nueva religión.
Durante el Califato Omeya y Abasí, Taif floreció como ciudad agrícola y centro de estudios religiosos. En el siglo XIX, fue disputada entre los otomanos y los hachemíes, hasta que fue tomada por el rey Abdulaziz Ibn Saud en 1924 durante su campaña para la unificación del reino.
Hoy en día, Taif es una ciudad moderna con infraestructura avanzada, pero sigue conservando su alma tradicional. Es sede de festivales nacionales, residencias reales de verano y proyectos turísticos que celebran su legado.
Cada primavera, los jardines de Taif florecen en rosa, y es posible visitar las fábricas donde las rosas se transforman en aceites esenciales. El proceso artesanal incluye recolección manual al amanecer, destilación en calderas de cobre, y almacenamiento en botellas tradicionales.
Consejo: Visita la fábrica Al Gadhi o la de Al-Khunaizi durante el Festival de la Rosa para una experiencia interactiva.
El teleférico de Al Hada, uno de los más largos del Golfo, conecta la cima de la montaña con un complejo de entretenimiento en el valle. En el descenso, disfrutarás de una vista panorámica de curvas de montaña, bosques de acacia y formaciones rocosas únicas.
Ideal para: Familias, fotógrafos, y viajeros que buscan adrenalina suave.
La Mezquita Abdullah Ibn Abbas es una joya del islam temprano, con una arquitectura que remonta a los primeros siglos del Islam. También puedes visitar la Mezquita Al-Qantara, construida por los otomanos, con sus arcos de piedra y una ubicación pintoresca.
A solo 30 km de la ciudad, Al Shafa es un destino de montaña con bosques, mesetas y vistas espectaculares. Puedes alquilar una cabaña, montar en camello, comprar frutas locales y disfrutar de comida casera en restaurantes familiares.
Este mercado recrea el ambiente de los antiguos mercados árabes. Actores disfrazados, talleres de escritura cúfica, exhibiciones de artesanía y competiciones de poesía hacen de este sitio una experiencia inmersiva.
Consejo profesional: Visita por la tarde para ver espectáculos teatrales en vivo.
Construido en 1905, este palacio es una muestra de la arquitectura hijazí, con balcones de madera tallada (rawashin) y mármoles italianos. Hoy alberga un museo sobre la historia de Taif y la vida en la península.
Aunque solo accesible para musulmanes, sus alrededores ofrecen vistas únicas, incluyendo hoteles panorámicos y museos sobre la historia del Hajj.
Conocida como la “Novia del Mar Rojo”, Jeddah es moderna, artística y diversa. Pasea por el malecón, visita Al-Balad (centro histórico), o relájate en un resort frente al mar.
Este cráter volcánico tiene 2 km de diámetro y un fondo blanco de cristales de sal. Se puede descender hasta el fondo con una caminata exigente pero inolvidable.
Taif es una ciudad que te sorprenderá desde el primer momento. Con su fusión de historia, cultura, naturaleza y espiritualidad, es una muestra viva del patrimonio de Arabia Saudita. La frescura de sus montañas, el perfume de sus rosas, y la hospitalidad de su gente hacen de Taif un destino que va más allá del turismo tradicional.
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Fresco en verano (20–30 °C) y frío en invierno (a veces baja de 10 °C). Es uno de los climas más agradables de Arabia Saudita.
De mediados de febrero a principios de mayo. Es el mejor momento para visitar las fábricas de perfumes y participar en el festival anual.
Sí, Taif es una de las ciudades más seguras del Reino. Los turistas son bienvenidos y hay presencia policial turística en las principales atracciones.
Aceite de rosa, jabones artesanales, miel de montaña, cerámica tradicional y textiles bordados.
Sí, hay muchos tours a Arabia Saudita que incluyen Taif como parte de un circuito. También puedes optar por un paquete de viaje a Arabia Saudita con guía privado y transporte.