Casablanca: la vibrante fusión de modernidad y tradición en Marruecos, es una ciudad en el oeste de Marruecos, está situada en la costa del Océano Atlántico, 80 km al sur de Rabat, la capital del país. Aunque no es tan atmosférica como otras ciudades marroquíes, Casablanca es la mejor representación de la nación moderna.
Casablanca, con sus 4.270.750 habitantes, se erige como la ciudad más grande de Marruecos y un verdadero gigante económico que genera el 44% de la producción industrial del país. Esta metrópolis no solo domina el panorama comercial con el puerto artificial más grande de África del Norte, sino que también maneja el 30% de las transacciones bancarias del país.
La importancia de Casablanca Marruecos trasciende más allá de las cifras económicas. La ciudad cautiva con su impresionante Mezquita Hassan II, cuyo minarete se eleva majestuosamente a 210 metros de altura, y sorprende con su diversa herencia arquitectónica que abarca desde el estilo neo-morisco hasta el Art Deco.
Esta guía explorará la fascinante transformación de Casablanca, desde sus raíces como laboratorio arquitectónico hasta su papel actual como centro económico del país. Además, se adentrará en su rica historia, incluyendo momentos significativos como la Conferencia de Casablanca de 1943, donde se reunieron líderes mundiales como Roosevelt y Churchill.
Historia de Casablanca, Marruecos
Casablanca es rica en yacimientos paleolíticos conservados en una serie de capas costeras cuyos restos arqueológicos y antropológicos desenterrados han permitido comprender mejor el Paleolítico y los primeros asentamientos de Marruecos en su contexto regional y africano.
Los fenicios establecieron un pequeño puesto comercial en el ahora lujoso suburbio de Anfa en el siglo VI a. C. En el siglo VII d.C., Anfa se convirtió en una capital regional. A principios del siglo XV, el puerto se convirtió en un refugio seguro para piratas y mafiosos.
Los piratas de Anfa se convirtieron en una amenaza tan seria que los portugueses los sacaron y se instalaron en el lugar, erigiendo fortificaciones y rebautizando la ciudad con el nombre de el puerto Casa Branca.. Los portugueses abandonaron la colonia en 1755 tras un devastador terremoto.
Posteriormente, el Sultán Sidi Mohammed ben Abdullah arregló y fortificó la ciudad. A mediados del siglo XIX, Europa estaba en auge y se dirigió a Marruecos para aumentar suministros de cereales y lana.
Las fértiles llanuras alrededor de Casablanca pronto fueron abasteciendo a los mercados europeos, agentes y comerciantes volvieron a la ciudad cambiando su nombre por Casablanca.
El protectorado francés, establecido en 1912, catalizó una profunda transformación urbana y económica. Durante este período, la colonización cuadruplicó la superficie cultivable con técnicas modernas. Además, el desarrollo del puerto de Casablanca, construido en 1912, intensificó la actividad económica de la ciudad y su región.
Tras la independencia en 1956, Casablanca se consolidó como el motor económico de Marruecos. La ciudad moderna alberga el primer núcleo industrial del país y gestiona el principal puerto comercial de la nación.
Actualmente, con más de seis millones de habitantes en su área metropolitana, Casablanca representa el centro económico más dinámico de Marruecos. La metrópolis ha emprendido una notable modernización de su infraestructura, incluyendo el desarrollo de un sistema de transporte integrado y la revitalización de áreas urbanas.
La arquitectura de Casablanca refleja una fascinante fusión de estilos que han definido su paisaje urbano a lo largo del tiempo.
El estilo Art Déco floreció durante el protectorado francés, cuando arquitectos visionarios transformaron la ciudad en un laboratorio arquitectónico. El General Hubert Lyautey, primer Residente-General francés en Marruecos, impulsó esta evolución mediante la creación del estilo Mauresque, una singular combinación de diseños marroquíes tradicionales e influencias europeas del siglo XX.
Qué Visitar en Casablanca al Viajar a Marruecos
Concluida en 1993 es una obra faraónica, que fue sufragada por todos los marroquíes en suscripción popular. Está situada sobre la playa y se alza majestuosa rematada por su minarete de más de 200 metros de altitud, el más alto del mundo.
La majestuosa Mezquita Hassan II se erige como símbolo arquitectónico supremo de la ciudad. Construida sobre una isla artificial en el Océano Atlántico, este monumental edificio tardó siete años en completarse. Su minarete de 210 metros domina el horizonte, mientras que su sala de oración puede albergar hasta 25.000 fieles y la explanada exterior tiene capacidad para 80.000 personas. Asimismo, incorpora elementos tecnológicos innovadores como un techo retráctil y suelo con calefacción.
Plaza de Mohamed V
Conocida popularmente como “La Plaza Hammam” en honor a las palomas que se concentran allí. Es un lugar público con historia y simbolismo en el centro de la ciudad. Este lugar queda a 10 minutos a pie del mercado central de Casablanca.
Entre las joyas arquitectónicas modernas destacan:
El barrio antiguo del Habous, también conocido como la Nueva Medina, fue construido en los años treinta y representa una armoniosa fusión entre lo marroquí y lo francés. Sus estrechas callejuelas albergan tiendas de artesanía, cafés aromáticos y pastelerías tradicionales, creando un ambiente que evoca el pasado colonial mientras mantiene viva la esencia marroquí.
El Mercado Central cobija pequeños tesoros culinarios, mientras la calle Chaouia seduce con sus brochetas y sándwiches. La Grillardière se alza como faro de la cocina popular, donde los sabores auténticos encuentran su hogar.
Sin duda, Casablanca representa la perfecta fusión entre tradición y modernidad en Marruecos. La ciudad destaca no solo como potencia económica, generando el 44% de la producción industrial del país, sino también como un tesoro arquitectónico donde la majestuosa Mezquita Hassan II convive con edificios Art Deco y rascacielos modernos.
La transformación de Casablanca desde sus orígenes como Anfa hasta convertirse en el motor económico de Marruecos refleja una historia fascinante de evolución y adaptación. Los mercados bulliciosos, la rica gastronomía local y la vibrante vida cotidiana demuestran que la ciudad mantiene su esencia marroquí mientras abraza el progreso.
La ciudad ofrece una experiencia única donde el aroma del té de hierbabuena se mezcla con el aire salado del Atlántico, mientras los antiguos zocos comparten espacio con modernos centros comerciales, creando una atmósfera incomparable que cautiva a cada visitante.
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